¿Por que para que suceda la política debe haber un mando y una obediencia?

Para que la política suceda debe existir un mando y una obediencia debido a la dinámica intrínseca de los sistemas de gobierno y las estructuras de poder. Esencialmente, la política se trata de la gestión del poder y la organización de personas, lo cual requiere algún nivel de autoridad (el mando) y la aceptación de esa autoridad (la obediencia).<br><br>El mando en este contexto se refiere a la capacidad de ejercer una influencia o dirección sobre un grupo o una comunidad. Puede tratarse de un liderazgo individual, como el de un presidente o un rey, o de una dirección colectiva, como la de un consejo de ministros o un parlamento.<br><br>Por otro lado, la obediencia no necesariamente significa la sumisión ciega a la autoridad. Más bien, es la aceptación de la validez de la autoridad y la disposición a cooperar con las leyes y las políticas implementadas para el bien común.<br><br>La relación entre mando y obediencia es fundamental para la estabilidad política. Si no hay mando, el estado puede caer en la anarquía y la ley del más fuerte. Si no hay obediencia, puede haber rebelión y conflictos.<br><br>Esta relación de mando-obediencia se desarrolla en un contexto de mutua dependencia: el mando necesita de la obediencia para legitimarse y ejercer su autoridad, y la obediencia necesita del mando para tener una dirección y una organización cohesiva.<br><br>En resumen, para que haya política necesita haber tanto una estructura de poder (mando) como una aceptación de esta autoridad y las normas impuestas (obediencia), ya que en última instancia, la política es el arte de gestionar el poder y organizar a las personas en una sociedad para alcanzar determinados fines. <br><br>Por lo tanto, hay que recalcar que la política informada y comprometida, debe siempre buscar un equilibrio entre mando y obediencia, de manera que se garantice el respeto a las libertades individuales y a los derechos humanos, y se promueva el bienestar y desarrollo común.