Pagina de inicio
/
Ciencias Sociales
/
2. Fabulas mayas en español, es para hoy por favor

Pregunta

2. Fabulas mayas en español, es para hoy por favor

Solución

avatar
Amiraveterano · Tutor durante 12 años
expert verifiedVerificación de expertos
4.4 (311 votos)

Responder

<div class="athena_tag_tk_ques_text_content" data-testid="answer_box_text"><p><strong>M</strong><strong>I</strong><strong> </strong><strong>R</strong><strong>E</strong><strong>S</strong><strong>P</strong><strong>U</strong><strong>E</strong><strong>S</strong><strong>T</strong><strong>A</strong><strong>A</strong><strong>:</strong></p><p></p><p><strong>E</strong><strong>L</strong><strong> </strong><strong>P</strong><strong>E</strong><strong>R</strong><strong>R</strong><strong>O</strong><strong> </strong><strong>F</strong><strong>I</strong><strong>E</strong><strong>L</strong>: Un hombre era tan pobre que siempre estaba de mal humor, y no perdía la ocasión de maltratar a un infeliz perro que tenía. Kakasbal (espíritu del mal), quien está en todo, vio que podía sacar partido de la inquina que, seguramente, el perro sentía contra su amo, y se le apareció para decirle:</p><p></p><p>—Ven acá y dime qué te pasa, pues te veo triste.</p><p>— ¿Cómo no he de estarlo? Mi amo me pega cada vez que quiere—respondió el perro.</p><p>—Yo sé que es de malos sentimientos. ¿Por qué no lo abandonas?</p><p>—Es mi amo y debo serle fiel.</p><p>—Yo podría ayudarte a escapar.</p><p>—Por nada le dejaré.</p><p>—Nunca agradecerá tu fidelidad.</p><p>—No importa, le seré fiel.</p><p>Pero tanto insistió Kakasbal que el perro, por quitárselo de encima, manifestó:</p><p>—Creo que me has convencido; dime, ¿qué debo hacer?</p><p>—Entrégame tu alma.</p><p>— ¿Y qué me darás a cambio?</p><p>—Lo que quieras.</p><p>—Dame un hueso por cada pelo de mi cuerpo.</p><p>—Acepto.</p><p>—Cuenta, pues…</p><p></p><p></p><p></p><p>Kakasbal, entonces, se puso a contar los pelos del perro. Y cuando sus dedos llegaron a la cola, el perro se acordó de la fidelidad que le debía a su amo, pegó un salto y la cuenta se perdió.</p><p>— ¿Por qué te mueves?— le preguntó Kakasbal.</p><p>—No puedo con las pulgas que me comen día y noche. Vuelve a empezar.</p><p>Cien veces Kakasbal empezó la cuenta, y cien veces tuvo que interrumpirla porque el perro saltaba. Al fin, Kakasbal decidió:</p><p>—No cuento más. Me has engañado; pero me has dado una lección. Ahora sé que es más fácil comprar el alma de un hombre que el alma de un perro.</p><p></p><p></p><p><strong>E</strong><strong>L</strong><strong> </strong><strong>I</strong><strong>N</strong><strong>D</strong><strong>I</strong><strong>E</strong><strong>C</strong><strong>I</strong><strong>T</strong><strong>O</strong><strong> </strong><strong>M</strong><strong>A</strong><strong>Y</strong><strong>A</strong><strong>:</strong><strong> </strong>Itzae era un indiecito Maya que se dedicaba a la pesca en la población de Tabasco. Una vez que conseguía muchos pescados, se iba al pueblo a ofrecerlos. Así que cada mañana se despertaba muy temprano y salía a pescar.</p><p>Durante la tarde se iba al pueblo a ofrecer casa por casa su mercancía fresca. Pero un día la suerte no lo acompañó y a pesar de caminar mucho y tocar muchas puertas, no consiguió vender ni un solo pescado.</p><p>La preocupación de llegar a casa sin dinero lo agobiaba.</p><p>Se dispuso a seguir intentándolo, y a lo lejos vio un citadino muy bien vestido que caminaba tranquilamente por la ciudad. Sin pensarlo dos veces se acercó a él, ofreciendo su mercancía.</p><p>-Perdone patroncito ¿No quiere llevar pescado fresco? Está muy bueno, le va a gustar.</p><p>– No gracias- dijo el citadino casi sin mirarlo. Pero Itzae ya estaba desesperado, así que no se dio por vencido.</p><p>– Por favor patrón ayúdeme, no he vendido nada y tengo que llevar dinero a mi familia. Hágale, hoy usted me ayuda a mí y mañana yo lo puedo ayudar a usted.</p><p>El citadino se rió de la ocurrencia de Itzae, pensando en qué lo podía ayudar aquel indicito que nada tenía. Pero le conmovió su insistencia y le compró todos los pescados. Dos días después Itzae caminaba por las calles y escucho en un callejón un forcejeo. Al mirar se dio cuenta que dos pillos trataban de asaltar al citadino y sin pensarlo, corrió hacia ellos gritando y logró espantarlos.</p><p>El citadino se quedó sorprendido de lo rápido que el indicito pudo devolverle el favor. Y sintió pena de haber pensado que este no podría jamás hacer algo por él.</p><p></p><p></p><p>ESPERO HABERTE AYUDADO :) ♡</p><p></p></div>
Haz clic para calificar: